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El Plan de Mandato Municipal es un instrumento de planificación donde se establecen los principales objetivos del equipo de gobierno para todo el mandato, lo cual lo convierte en una guía de actuación para toda la administración municipal.
El plan de mandato (también frecuentemente denominado ‘Plan de Acción Municipal’) ha de estar constituido por un conjunto de proyectos que desarrollen, en términos operativos, los lineamientos del Plan Estratégico Municipal. Por lo tanto, los planes de mandato, que se apoyan en un proceso previo y riguroso de planificación estratégica, han de ser documentos concretos y ejecutivos donde se identifiquen los proyectos de desarrollo municipal, sus características y responsables.
Un plan de mandato debe incluir los siguientes elementos:
Además de estos elementos, el plan de mandato también debe incluir los siguientes aspectos:
- Un sistema de seguimiento y evaluación. Este sistema debe permitir a la administración municipal medir el progreso en la consecución de los objetivos y realizar los ajustes necesarios.
- La participación ciudadana. La elaboración del plan de mandato debe ser un proceso participativo que incluya a todos los agentes interesados, incluidos los ciudadanos.
Para la elaboración del plan se deben tomar en consideración, por este orden:
Veamos ahora los pasos o etapas a desarrollar:
El plan de mandato delimita buena parte de los objetivos de inversión y gestión, pero no pretende ni debe abarcar al conjunto de actuaciones a realizar anualmente, que requieren de un desarrollo complementario y que se concreta en los Planes Anuales de Gestión.
Así, a partir del plan establecido, las personas responsables de cada área, u órgano de gestión, definirán anualmente un plan de gestión. A dicho plan se incorporarán los objetivos específicos que no se hayan incluido previamente. Igualmente, de entre el conjunto de objetivos anuales se identificarán los objetivos clave o prioritarios.
El seguimiento de los planes anuales de gestión se realizará a través de los respectivos cuadros de mando.
Generalmente, el órgano responsable de planificación hace un seguimiento trimestral que traslada a la Comisión de Gobierno y elabora un balance de ejecución anual que presenta a los órganos de Gobierno Municipal, proponiendo las modificaciones y actualizaciones que sean necesarias.
El seguimiento de los Planes Anuales de Gestión lo realizará, en primer lugar, cada responsable de Área y Órgano de Gestión, a través del Cuadro de Mando que trasladarán trimestralmente al órgano responsable de planificación.
Algunos requerimientos indispensables son los siguientes:
El plan de mandato debe contemplar los principales proyectos de inversión y los proyectos de mejora de gestión prioritarios. Estos proyectos deben estar incluidos en el plan de acción, junto con los objetivos específicos que se pretenden alcanzar con ellos.
Por ejemplo, un municipio puede tener como objetivo específico reducir la contaminación ambiental. Para alcanzar este objetivo, el plan de acción podría incluir un proyecto de inversión para la instalación de una nueva planta de tratamiento de residuos. También podría incluir un proyecto para la implementación de un programa de educación ambiental.
El contenido específico de un plan de mandato variará en función de las necesidades y prioridades de cada municipio. Sin embargo, los elementos y aspectos mencionados anteriormente son fundamentales para que el plan sea un instrumento eficaz para el desarrollo local.
Lo que no se mide no se puede mejorar, y evaluar implica desarrollar mediciones. Un sistema de información a la dirección (SID), también llamado «cuadro de mando» o «tablero de a bordo», es un instrumento que sintetiza la información que la función directiva necesita para conocer los resultados de la unidad que tiene a su cargo, y el grado en que se están cumpliendo los objetivos.
El sistema de control de gestión para los responsables de las Áreas tiene tres componentes:
Estos objetivos, que han de cumplir ciertas condiciones, representan la concreción anual de las previsiones del plan. Es necesario que se prioricen, para destacar aquellos que son más relevantes. Cuando están desarrollados en fases –plan de acción- es mejor, ya que con ello se facilita su posterior aplicación y también el necesario control.
En realidad, contando con los indicadores debería ser posible realizar el seguimiento de las acciones que se ejecutan habitualmente en cada programa y unidad de planificación. Estos indicadores no se deben confundir con los posibles indicadores de los objetivos del componente anterior, aunque algunos puedan coincidir.
Del total de indicadores, han de identificarse los más representativos, que formarán parte de la memoria anual.
Es necesario controlar, en primer lugar, los recursos presupuestarios. También, en el caso de áreas de actividad importantes, los recursos humanos y materiales disponibles.
Se trata de configurar los formatos que los jefes de las respectivas áreas de gestión municipal deberían manejar con una periodicidad trimestral.
El siguiente paso va más allá de las direcciones de área, ya que se ha de convertir esta información en un verdadero instrumento de gestión, que permita a la dirección política saber cuál es el grado de ejecución de los objetivos y la marcha de la gestión local.
Ello aconseja la elaboración de un informe trimestral en el que se destaque la situación de los objetivos prioritarios y la situación de los indicadores más relevantes. Es conveniente acompañarlos de un breve comentario, a fin de que se adopten las medidas oportunas en aquellos casos en que se aprecien retrasos o dificultades.
Un ejemplo de plan de mandato municipal puedes encontralo aquí.
El contenido específico de un plan de mandato variará en función de las necesidades y prioridades de cada municipio. Sin embargo, los elementos y aspectos mencionados anteriormente son fundamentales para que el plan de mandato sea un instrumento eficaz para el desarrollo municipal.
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