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El Liderazgo Político: su Evolución y Funciones

por | 6-06-2023 | Introducción al Liderazgo, Liderazgo

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El liderazgo político no es un fenómeno nuevo, ni en cuanto a su existencia ni en su estudio. De hecho, las concepciones sobre el liderazgo se inician en la antigüedad clásica, donde Platón explicaba, en su modelo de la polis, que cada persona debe dedicarse a aquello a lo que está destinada a hacer, en función de sus aptitudes y talentos naturales. De este modo, serían los filósofos aquellos llamados a ser los gobernantes, al ser los únicos que reúnen las virtudes necesarias para ello: la justicia, la templanza, el valor y la prudencia. El filósofo-rey.

Para Aristóteles, el gobernante debía ser virtuoso a la vez que hábil, siendo el encargado de alcanzar la “grandeza moral” y “la felicidad de los ciudadanos” [1]. El filósofo de Estagira, aunque con algunas diferencias, coincidía con Platón en que los aristoi (nobles de la Antigua Grecia) podían ser los mejores líderes. Al mismo tiempo, fundamentó la idea de la política y el liderazgo como algo propio de los seres humanos.

Más adelante, en la Roma Imperial, Cicerón consideró que el gobernante debía ser alguien honorable y con principios basados en la virtud, además de poseer conocimientos de retórica. El que fuera político, jurista, filósofo y, también, gran orador, defendía que el gobierno tenía que estar en manos de dos cónsules, abogando por la institución de un tejido burocrático que facilitara el cumplimiento de las funciones del gobierno.

El papel del líder según Maquiavelo y el concepto de El Gran Hombre

En el Renacimiento, El Príncipe conforma la principal aportación sobre el liderazgo político. En su obra, Maquiavelo (1469-1527) señala los atributos necesarios que ha de poseer el príncipe: el conocimiento de la historia, la estrategia, la audacia y la capacidad de resolución (virtus).

No obstante, estas características no tienen siempre que estar presentes, aunque sí es muy necesario parecer que se poseen, en una idea precursora del papel de la percepción de los seguidores en el proceso del liderazgo.

Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar su Estado, y los medios siempre serán juzgados honrosos y ensalzados por todos, pues el vulgo se deja seducir por las apariencias y por el resultado final de las cosas, y en el mundo no hay más que vulgo.

Maquiavelo [2]

Siguiendo esta estela, para Thomas Carlyle son los grandes hombres los que tienen al alcance cambiar el curso de la historia. Serían los agentes necesarios del cambio social, lídereshéroes que han operado como motores de cambios políticos, sociales, económicos y culturales. Así, el líder es un héroe que posee una grandeza innata, de forma que la historia de la humanidad no sería más que la historias de estos “grandes hombres”.

Coetánea a esta visión, otra más determinista afirma que los líderes están condicionados por el contexto, de forma que no gozan de independencia respecto a las circunstancias. Por ejemplo, para Carlos Marx (1818-1883) las estructuras económicas, sociales y políticas determina a los sujetos y, por ende, sus acciones.

Fuentes de Legitimación del Liderazgo Político

De acuerdo con la formulación del Gran Hombre, algunos autores aportaron sus ideas en los campos del Estado y el liderazgo, siendo Max Weber (1864-1920) el que contribuye significativamente a la discusión sobre el liderazgo, clasificándolo en tres tipos según su fuente de legitimación: carismático, tradicional y legal-burocrático.

  • Liderazgo carismático.  Los seguidores atribuyen al líder un conjunto de características, cualidades, habilidades y poderes superiores al resto de las personas. Reyes y emperadores de la antigüedad y grandes personajes históricos serían ejemplos de este liderazgo, estando su legitimidad fundamentada en la entrega excepcional a una causa, o en el heroísmo y la ejemplaridad.
  • Liderazgo tradicional. El de aquellos líderes que tienen el poder gracias a una tradición, jerarquía o herencia. Su fuente de legitimidad es la propia tradición.
  • Liderazgo burocrático.  Con base legítima en la racionalidad, esto es, en la creencia en el ordenamiento legal que concede derechos de autoridad a quienes están designados por tal legalidad. Este tipo de liderazgo se ejerce sobre la base de la legislación y normas que determinan quién ostenta el poder, el cual se ejerce mediante un tiempo determinado y está limitado por normas y procedimientos.

Como se puede observar, estamos ya ante una perspectiva propia de los Estados modernos, donde el poder no es una cuestión personal, sino derivado de una posición pública sometida al imperio de la ley.

Para una visión general sobre las bases de poder del liderazgo, consulte este artículo.

Tipos de liderazgo según la fuente de legitimación
Tipos de liderazgo según la fuente de legitimación (Weber)

Enfoques en el Estudio del Liderazgo

El hecho es que las aproximaciones al concepto de liderazgo han sido, y son, diversas. No obstante, es posible identificar factores comunes a la mayor parte de las orientaciones utilizadas hasta hoy: el liderazgo es un proceso que implica influencia, está dirigido hacia una meta y se ejerce en un grupo [3]. Abundando más, podemos distinguir cuatro enfoques distintos en el abordaje del liderazgo:

  • Concibiéndolo un conjunto de rasgos o cualidades atribuibles a las personas. De este modo, el objetivo sería identificar cuáles son esos rasgos o características personales de los líderes. Este punto de vista sería consistente con el punto de vista de los clásicos, Maquiavelo o Hegel.
  • En segundo lugar, entendiéndolo como un atributo situacional que depende del contexto y de la posición del líder en el entorno en el que pretende ejercer el liderazgo.  
  • Tercero, el conductista, que se centra en el análisis de los comportamientos de los líderes, preguntándose por los comportamientos que llevan a cabo los líderes eficaces.
  • Finalmente, el nuevo liderazgo, donde el liderazgo crea compromiso, y se relaciona con el concepto de visión y “la capacidad de un líder para definir, articular y comunicar de forma eficaz dicha visión” [4]

Funciones del Liderazgo Político

El liderazgo presenta unas características derivadas de las funciones específicas que desarrollan los líderes políticos, frente a otros contextos como el organizacional.

Estas funciones han sido explicitadas en diversas ocasiones. Por ejemplo, Natera [5] señala las de impulso político, comunicación política, agregación de demandas e intereses colectivos y función de legitimación del sistema.

Impulso político

En primer lugar, el líder político desarrolla la función primordial de conferir impulso, dirección y sentido a la acción de seguidores y ciudadanía para el logro de unos objetivos, señalando cuáles son las grandes metas. En suma, dibuja una visión de futuro. Por tanto, el impulso se ha de traducir en acciones de los seguidores, y de la ciudadanía, hacia la consecución de eso objetivos.

Lógicamente, no se trata de explicitar cualquier visión. Si liderar es movilizar, quienes se movilizan deben encontrar razones para ello. Es así como esta función de impulso comprende dos elementos esenciales: el diagnóstico y la búsqueda de apoyos.

  • El diagnóstico se refiere a la identificación de necesidades, demandas y problemas presentes en el campo de acción en que se desenvuelve el líder, quien ha de ser capaz de detectar aquellos asuntos que sean relevantes, o puedan ser percibidos como significativos. Es así como es posible darles respuesta mediante las propuestas de los cursos de acción correspondientes. Por ello, una actividad propia del líder es procurarse la información adecuada para identificar aquellos asuntos que requieren solución.

Esto significa que el liderazgo debe estar fundamentado en el más completo conocimiento posible de la situación, circunstancias y preocupaciones del ámbito sobre el que se proyecta. Es de esta forma que el líder podrá impulsar y articular políticas públicas que respondan a los retos y problemas actuales y futuros.

  • El segundo componente es inmediato: la búsqueda de apoyos. Sin ellos, y sin la movilización de recursos, es sencillamente imposible poner en práctica las acciones necesarias. Por eso, cimentar, construir y mantener una sólida y suficiente red de apoyos es imprescindible para cristalizar esta función del liderazgo político.
funciones del liderazgo político
funciones del liderazgo político

Comunicación política

Comunicar es una de las actividades básicas del líder, comunicación que en buena parte está dirigida hacia la persuasión de su equipo, de la ciudadanía y, en general, de los actores significativos en el campo político en que se desempeña.

La comunicación es vital para construir una imagen pública positiva capaz de generar redes de apoyo, fundamentales para el logro de los objetivos políticos.  En una sociedad cada vez más marcada por los procesos comunicacionales, el líder ha de dominar los escenarios, la puesta en escena de sus mensajes tanto verbales, orales y visuales. Desde la apariencia, al gesto, la argumentación o el manejo de los contenidos relacionados con los valores, la identidad y las emociones de sus audiencias, todo suma (o resta) para construir y consolidar el liderazgo político.

Agregación de demandas e intereses colectivos

Disponer de un amplio y profundo conocimiento del entorno, de las demandas de los distintos agentes y actores, de sus preocupaciones, sensibilidades, opiniones y problemas (percibidos o potenciales) permite al líder vertebrar y transmitir las aspiraciones de aquellos a quienes quiere representar, canalizando sus demandas e intereses. 

Esta función hace posible concretar proyectos políticos centrados en lo que es esencial para los representados, sintetizando necesidades y respuestas a estas.

Legitimación del sistema

La legitimidad hace referencia a la satisfacción y confianza de la ciudadanía con relación al gobierno y a las instituciones públicas. La legitimidad puede estimarse estableciendo la distancia entre los gobernantes y los ciudadanos con relación a las políticas públicas. De aquí es inmediato colegir que a mayor cercanía entre las soluciones ofrecidas por el líder y las necesidades (expresadas como demandas o no) y problemas existentes, mayor será la legitimidad concedida.

En definitiva, identificar problemas y ofrecer soluciones a ellos opera como un binomio clave para el liderazgo y la legitimación del sistema, cuya razón de ser es dar respuesta a los retos y dificultades. Es por ello por lo que, en democracia, el liderazgo político puede constituir una valiosa fuente de legitimación de las estructuras políticas.


[1] Al respecto, mencionar como curiosidad que la Constitución Política de la Monarquía Española, promulgada en Cádiz (19 de marzo de 1812), establece en su artículo 13: Art. 13: El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen.

[2] Maquiavelo, N. (2004). El Príncipe. Madrid: Alianza Editorial, pág. 92.

[3] Northouse, p. G. (2016). Leadership. Theory and Practice (7.º Ed.). SAGE Publications, pág. 6.

[4] Delgado, S. (2004). Sobre el concepto y el estudio del liderazgo político. Una propuesta de síntesis. Psicología Política, n.º 29, pp. 7-29.

[5] Natera, A. (2001). El liderazgo político en la sociedad democrática. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, pp. 60-65.

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