Que aparezca una situación conflictiva en actividades que implican un contacto directo entre personas, no deja de ser frecuente. Sus causas pueden ser de diverso tipo.
Desde una falta de información adecuada, hasta malentendidos por fallos en la comunicación, errores involuntarios, desacuerdos, percepciones dispares de las circunstancias, un estado emocional alterado por parte de alguno de los actores,…
Se inicia una disputa en la que la tensión emocional se eleva, hasta llevarnos a puntos absurdos, y se pierde de vista el verdadero significado de la situación y el propio problema objetivo que constituyó, en principio, la causa de la discusión.
Conflicto con el Cliente
Un conflicto puede enmarcarse en dos tipos de situaciones:
Mientras se produce el proceso de atención al cliente, sin existir una queja inicial. Donde no tiene porqué concurrir una disposición previa para el conflicto. Dos personas se relacionan y, durante la interacción, surgen dificultades que desembocan en tensión emocional y discusión.
Acceda al contenido completo
Para ver este artículo necesita tener activa una suscripción a
Curso de Calidad en la Atención al Cliente