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Centrando la Atención en el Liderazgo Ético y su Orientación

por | 12-08-2018 | Estilos de Liderazgo, Liderazgo

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9 minutos

El estudio del liderazgo ético se ha visto impulsado por los numerosos escándalos y casos de fracaso ético que han afectado a empresas y administraciones públicas.

No obstante, el interés por los comportamientos, actitudes y valores éticos ya estaban presentes en otros modelos de liderazgo, como el liderazgo de servicio y el liderazgo auténtico.

De hecho, ambos enfoques contienen factores que se solapan con los identificados para el liderazgo ético:

  • Perspectiva moral interiorizada y transparencia en las relaciones interpersonales, en el liderazgo auténtico.
  • Altruismo y mayordomía organizacional (construcción de comunidad), en el liderazgo de servicio.

La realidad, es que el interés por la ética de las empresas, organizaciones en general, y de sus líderes están en un claro aumento.

Sobre estos últimos, su papel es clave al ser quienes contribuyen a establecer y fortalecer los valores de la organización y, por tanto, su clima ético.

¿Qué es la Ética?

La génesis del término “ética” se sitúa en la Grecia antigua. Deriva de la palabra “Ethos”. La ética es el origen de los actos humanos, pero también significa “modo de ser”, “carácter”. La ética configura el modo de ser que va adquiriendo la persona lo largo de su vida.

Por su parte, el término “moral” procede del latín “mos, moris”, que significa “costumbre”, si bien llegó a significar también carácter o modo de ser.

Distinción entre Ética y Moral

  • La Ética se interesa por las causas de las reglas, por distinguir entre lo que está bien y está mal; entre lo correcto e incorrecto. Identifica los valores pretendiendo dar razón a las elecciones que toman las personas. La ética ayuda a discernir racionalmente entre las opciones de comportamiento presentes ante una elección.
  • Moral se refiere al conjunto de reglas adquiridas respecto a lo que es correcto o incorrecto en el ámbito de una comunidad o sociedad.  Se concreta en las normas de comportamiento aplicadas a la vida cotidiana.

Ética y moral tienen, entonces, un significado muy similar, refiriéndose al modo de ser o al carácter resultante de poner en práctica costumbres y hábitos considerados buenos. Pero ambos conceptos se diferencian entre sí.

Al enfrentarnos a una situación que requiere decidir, no actuamos automáticamente. Entre la situación y la decisión sobre qué hacer media un juicio ético. Generamos alternativas de conducta y, cuando elegimos, justificamos nuestra elección y nos responsabilizamos de ella.

Son estas decisiones las que forjan el carácter, el ethos. Y tendemos a repetirlas; si decidimos sobre la base de principios de justicia, tenderemos a repetir decisiones basadas en ese criterio ético.

Si actuamos con desigualdad, orientamos actuaciones futuras que se apoyarán en la desigualdad. De este modo creamos predisposiciones que, a fuer de reiterarlas, se tornan difíciles de cambiar.

Es de este modo que construimos el carácter y los principios éticos de la conducta. Nuestro y de nuestras organizaciones, ya que estas también tienen su personalidad, su cultura y valores.

La ética proporciona, por tanto, un esquema conceptual de reglas o principios que nos guían a tomar decisiones sobre lo que es correcto o incorrecto, bueno o malo, en una situación particular. Es la base para comprender el significado de lo que debe ser una persona decente.

Ética y Empresa

A mediados de los años 70 del siglo XX surge en Estados Unidos de Norteamérica el término “ética de los negocios”. El objetivo fue introducir un elemento que permitiera a las empresas distanciarse de los escándalos empresariales del momento.

Quizá sea preferible, siguiendo a Adela Cortina, utilizar el término “ética empresarial”, ya que una empresa no es solo negocio. Implica al emprendedor que crea la empresa, que lidera a las personas que le ayudan a hacer efectiva la visión. Interesa a la sociedad y a los distintos actores que se relacionan y se ven afectados (en distintos términos) por ella.

Porque las empresas están conformadas por personas. Constituyen grupos humanos que se orientan por principios y valores. Y estos valores son morales. No existe una organización amoral, al igual que no existen personas amorales.

Puesto que las empresas disponen de valores, estos pueden ser positivos o negativos, humanizadores o deshumanizadores. Toda empresa, como toda persona, posee una estructura moral.

Son los valores los que aportan orientación a los comportamientos empresariales, y también a las personas de la organización. Y son estos valores los que configuran la cultura de la empresa.

Al no ser posible determinar a priori todas las circunstancias que pueden darse en el accionar cotidiano de una empresa, los valores constituyen el faro necesario para saber cómo actuar en cualquier situación; ante problemas y decisiones no previstas.

Beneficios para las Empresas del Enfoque Ético

Como expone Adela Cortina, en su obra Ética de la empresa: No sólo Responsabilidad Social[1]), la orientación ética beneficia a la empresa. Lo hace porque transmite confianza; y la confianza potencia la colaboración y el trabajo en equipo, cohesiona a las personas, promueve su compromiso y mejora el rendimiento y la eficiencia.

Ya en el ámbito externo, mejora la reputación, siendo este un potente activo generador de confianza y traducible en mejores resultados.

Las empresas y organizaciones en general pueden beneficiarse del enfoque ético al generar:

  • Mejora de la reputación ante los clientes y la sociedad en general.
  • Aumento de la confianza de otros actores, como proveedores y colaboradores en general.
  • Incremento de la colaboración y el trabajo en equipo, del compromiso y del rendimiento de las personas.

La Ética y el Líder

El liderazgo ético depende de principios, valores y creencias éticas. Este enfoque ético se desarrolla a lo largo de la vida.

Recordemos lo dicho sobre el carácter, el ethos; y cómo se construye partiendo de las decisiones que se adoptan. Decisiones que no son automáticas, sino mediadas por un proceso de reflexión. Las decisiones tienden a repetir la lógica que las llevó a ser adoptadas, reforzando la tendencia a responder de un modo u otro en el futuro.

Pero tenemos capacidad de elección, de continuar con los mismos marcos mentales éticos, o modificarlos. Trazamos así el camino para desarrollar un “buen carácter”, el carácter ético que guíe nuestra conducta.

El carácter contendría las virtudes de la prudencia y de la justicia. La prudencia permite identificar el término correcto entre exceso y defecto. Pero ha de aplicarse en el marco de la justicia con el que se adoptan las decisiones.

El líder ha de cultivar ambas; pero también la organización, que ha de “forjar su carácter”, su cultura ética.

Las cualidades y virtudes éticas no son innatas ni inamovibles. Pueden ser perfeccionadas, desarrolladas durante el acontecer de nuestra vida

El líder ético es prudente, estima el punto adecuado entre el exceso y el defecto. Y esa prudencia la enmarca en decisiones justas. La prudencia se expresa anticipando las consecuencias de sus decisiones, valorando pros y contras.

Los líderes éticos se preocupan por el bien mayor, de la organización y de sus seguidores. Y lo hacen desde la humildad. Se erigen en modelos de conducta y moldean los valores de la organización.

Muestran respeto por cada persona, por sus seguidores, para los que establecen altos estándares éticos. En la relación con su equipo, se esfuerzan en ser equitativos.

Son percibidos como honestos, dignos de confianza, valientes e íntegros.

Principios del Liderazgo Ético

El liderazgo ético genera confianza, respeto y credibilidad, facilitando la colaboración. Promueve un clima de trabajo positivo, y eleva la autoestima de los seguidores y, consecuentemente, su rendimiento.

Se presentan a continuación los principios del liderazgo ético, que resumen los valores y carácter a desarrollar por los líderes.

Principios del Liderazgo Ético

Principios del Liderazgo Ético

Respeto

En la obra Fundamentación de la metafísica de las costumbres el filósofo Immanuel Kant estableció, en una de las formulaciones del imperativo categórico: «Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y nunca simplemente como medio».

Es decir, las personas están dotadas de dignidad, son valiosas no como instrumentos o medios, sino en sí mismas. Entonces, han de ser tratadas considerando que poseen sus propias metas

Tratar a los seguidores no como medios, sino como un fin, implica respetar sus valores y decisiones. Como seres humanos dignos, con sus propios deseos y diferencias individuales.

El líder ético ha de ayudar a sus seguidores a integrar sus necesidades con las necesidades, objetivos y valores de la organización

¿Qué implica además el respeto? Respetar es tener en cuenta las ideas de los demás, escuchar a los seguidores, empatizar con ellos y animar y tolerar la expresión de distintos puntos de vista.

El respeto procura que los seguidores se sientan capaces y competentes

Altruismo y Servicio

Una característica del liderazgo ético es el altruismo y la voluntad de servir, tanto a los seguidores como a la organización. Precisamente estos son dos componentes del denominado Liderazgo de Servicio.

Altruismo supone que el líder ha de atender ante todo las necesidades de los seguidores, no siendo egocéntrico, integrando la propia visión con las de los demás.

Al mismo tiempo, el líder ético posee el concepto de comunidad como conjunto de personas con intereses comunes. Al trasladar este concepto, el líder aporta seguridad a los seguidores.

Justicia y Equidad

El líder se preocupa por la equidad y la justicia. Es justo en todas las ocasiones, tratando por igual a todos, sin favoritismo. De este modo, nadie tendrá motivos para sospechar de un trato desigual.

Justicia e igualdad que se aplica en la asignación de recursos, recompensas y sanciones.  Esto implica definir reglas claras y que, cuando se da un trato diferencia a alguien, se justifique el porqué de ese trato diferente.

Ser una persona justa significa tratar por igual a las demás personas. Actuar con reciprocidad, imparcialidad e igualdad

Honestidad

El líder honesto con los demás y consigo mismo, inspira confianza y estimula a sus seguidores a asumir responsabilidades.

La honestidad se traduce en decir la verdad, cumplir las promesas, ser leal y mantener el respeto. Pero no solo es decir la verdad; también es presentarla de manera completa, no ocultar y ser abierto.

Debemos considerar que al mentir trasladamos a los demás la idea de que estamos dispuestos a manipular. Obviamente, esto afecta negativamente a la confianza.

No obstante, se acepta que ha de existir un equilibrio entre la sinceridad y la omisión de información sobre una situación cuyo conocimiento puede ser contraproducente. Ahí debe operar en buen juicio, la prudencia del líder para dirimir en qué grado puede darse una información, o esta debe ser ocultada.

Pero no solo es decir la verdad y no mentir. Desde el punto de vista de la honestidad, el liderazgo ético comporta un conjunto de actitudes y conductas más amplio.

Ser honesto es no prometer los que no se puede dar, no tergiversar, no manipular, no esconderse tras evasivas y rendir cuentas, es decir, dar explicaciones.

Sentido de Comunidad

Si el liderazgo es el proceso de influencia que una persona tiene sobre otras para movilizarlas hacia un objetivo común, la dimensión de “comunidad” adquiere un significado central. Y lo tiene desde el momento en que el líder intenta dirigir las acciones del equipo hacia una meta común, beneficiosa para líder y seguidores.

Un líder ético se preocupa por el bien común en el sentido más amplio

Este dirigir hacia objetivos comunes mutuamente beneficiosos es propio del liderazgo transformacional, con el que el liderazgo ético tiene significativos paralelismos.

Así, en el liderazgo se tienen en cuenta los intereses de los seguidores, lo que conlleva una actitud de interés y cuidado hacia estos, en la adopción de una perspectiva de comunidad de personas con metas comunes.

Incluso líderes y seguidores pueden estar interesados en cómo su accionar afectará a la organización, la comunidad y, incluso desde una perspectiva más amplia, a la sociedad en general.

Pinnell y Eagan, plantearon las cuestiones siguientes para analizar si una decisión es ética o no (Pinnell, P and Eagan, S C. «Exploring Ethical Leadership». West Virginia University).

¿Son Éticas nuestras decisiones?


Sócrates afirmaba que “la vida sin examen no es digna de ser vivida”. Para finalizar esta exposición sobre el liderazgo ético, se presenta una sencilla prueba de cuatro preguntas destinadas a evaluar la ética de una decisión.

Pinnell y Eagan, plantearon estas cuestiones para analizar si una decisión es ética o no (Pinnell, P and Eagan, S C. «Exploring Ethical Leadership». West Virginia University).

Ante una decisión, pregúntese:

  • Niño en tu hombro: ¿Lo haría si sus hijos estuvieran mirando?
  • Portada en prensa: ¿Le gustaría verlo publicado en la portada de su periódico local?
  • Regla de oro: ¿Le gustaría la decisión si usted fuera el afectado por ella?
  • Regla de la universalidad: ¿Considera que la decisión sería buena si las demás personas la adoptaran?

Nota

[1] Cortina, A: Ética de la empresa, no sólo responsabilidad social. Revista de empresa: La fuente de ideas del ejecutivo, ISSN 1579-8763, Nº. 11, 2005, págs. 40-49

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